lunes, 7 de noviembre de 2011

Cómo permanecer jóvenes

Recuerda, la Vida no se mide por el número de respiros que damos, sino por los momentos que nos quitan el aliento




1. Haz desaparecer de tu mente todos los números no-esenciales. Esto incluye tu Edad, Peso y Altura.



2. Mantén solo amigos alegres. Los cascarrabias te detienen, si realmente necesitas uno, probablemente tengas un miembro de tu familia que pueda llenar esa necesidad.
3. Continua aprendiendo. Aprende más sobre Ordenadores, Manualidades, Jardinería, lo que sea. Nunca dejes al cerebro ocioso.

4. Disfruta las HOY y CADA DIA de las cosas simples. Cuando tus hijos son pequeños, son pocos lujos los que te puedes dar. Cuando están en la Universidad, son pocos lujos los que te puedes dar. Cuando se han ido y estas retirado, son pocos lujos los que te puedes dar.

5. Ríe mucho, largo y tendido. Ríe hasta que se te vaya el aliento. Ríe tanto que la gente te pueda encontrar en un lugar distinguiendo tu risa.

6. Llora cuando haya que llorar. . recuerda y sigue adelante. La única persona que estará con nosotros toda nuestra vida, seremos nosotros mismos.
7. Rodéate de lo que quieres, ya sea de tu familia, mascotas, recuerdos, música, plantas, hobbies, lo que sea. Tu Casa es tu refugio.
8. Cuida tu salud. Si es buena, consérvala. Si es inestable, mejórala. Si está más allá de cualquier mejora, pide ayuda.
9. No tengas episodios de culpa... lo que pasó, ya está en el pasado. No te arrepientas de nada. Aprende de la experiencia , rescata lo positivo y SIGUE ADELANTE.

10. Dile a las personas que amas, que las amas, en toda oportunidad.

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martes, 5 de abril de 2011

Un ratito más

Un avaro había acumulado quinientos mil dólares y se las prometía muy felices pensando en el estupendo año que iba a pasar haciendo cábalas sobre el mejor modo de invertir su dinero.
Pero inesperadamente, se presentó el ángel de la Muerte para llevárselo consigo...



El hombre se puso a pedir y a suplicar, apelando a mil argumentos para que le fuera permitido vivir un poco más, pero el ángel se mostró inflexible. Concédeme tres días de vida y te daré la mitad de mi fortuna le suplicó el hombre.

Pero el ángel no quiso ni oír hablar de ello y comenzó a tirar de él. Concédeme al menos un día, te lo ruego, y podrás tener todo lo que he ahorrado con tanto sudor y esfuerzo!. Pero el ángel seguía impávido.

Lo único que consiguió obtener del ángel fueron unos breves instantes para escribir apresuradamente la siguiente nota:

- A quien encuentre esta nota, quienquiera que sea si tienes lo suficiente para vivir, no malgastes tu vida acumulando fortunas. ¡Vive! Mis quinientos mil dólares no me han servido para comprar ni una sola hora de vida!







Disfruta tu café

Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor...

Pronto la reunión se enfocó acerca del interminable estrés que les producía el trabajo y la vida en general.



El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más selecta: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras y otras realmente exquisitas-...



Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado. Cuando lo hicieron, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:


Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas, se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo, ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al “Stress”.


Continuó: Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café, en verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores, después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Ahora piensen en esto: La vida es el café, los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida, y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.



                                                                       ¡¡¡Felicidad!!!


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Clases de plenitudes

¿Cuál es la tuya?


Existen tres clases de plenitudes:



- La plenitud del vaso, que retiene y no da.



- La del canal, que da y no retiene



- Y la de la fuente, que crea, retiene y da.



Hay muchos hombres-vaso: son gente que se dedica a almacenar virtudes o ciencia, que lo leen todo, coleccionan títulos, saben cuanto pueda saberse, pero creen terminada su tarea cuando han concluido su almacenamiento: ni reparten sabiduría ni alegría. Tienen, pero no comparten. Son magníficos, pero magníficamente estériles. Son simples servidores de su egoísmo.



También hay hombres-canal: es la gente que se desgasta en palabras, que se pasa la vida haciendo y haciendo cosas. Padecen la neurosis de la acción, y tienen que hacer muchas cosas y todas de prisa, creen estar sirviendo a los demás, pero su servicio, es a veces, un modo de calmar sus picores de alma. Dan y no retienen. Y después de dar, se sienten vacíos.



Que difícil es, en cambio, encontrar hombres-fuente, personas que dan de lo que han hecho sustancia de su alma, que reparten como las llamas, encendiendo la del vecino sin disminuir la propia, porque recrean todo lo que viven y reparten todo cuanto han recreado. Dan sin vaciarse, riegan sin decrecer, ofrecen su agua sin quedarse secos.




Cristo, debió ser así. Nosotros, tal vez haríamos bastante, con ser uno de esos hilillos que bajan chorreando desde lo alto de la gran montaña de la Vida...



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martes, 15 de febrero de 2011

Sabiduría




Hace ya mucho tiempo, en las afueras de una aldea, entre perros y malezas, vivía una anciano ciego del que se comentaba era portador de una gran sabiduría...





Unos muchachos que habían llegado a la aldea, hacían gala de su gran picardía y apostaron a los pobladores del lugar que podrían con el viejo ciego, que lograrían hacerlo caer con tan solo una prueba que consistía en lo siguiente:




- Vamos a ir a su encuentro con un pajarito en las manos, le preguntaremos si el pájaro esta vivo o muerto, si responde que está vivo lo apretamos, lo matamos y lo dejamos caer, si responde que está muerto, abrimos la mano y lo dejamos volar.
Cuando encontraron al viejo sabio, se acercaron y le preguntaron.


- ¿Tu que todo lo sabes, puedes respondernos rápidamente una pregunta?
- Dime muchacho, contestó el viejo.-


- En mi mano tengo un pajarito, tu que sabes el secreto dime, está vivo o está muerto?


El viejo sonrió en silencio, se apoyó en su vara, se levantó y con sabiduría respondió:
- Muchacho, la respuesta es ésta, el secreto está en tus manos.

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Buenos momentos...

Piensa antes de hablar

Amor se escribe con P

El Arca de Noe